El Camino Inca  está considerado como uno de los Trekkings más bellos del mundo, no solamente por la magnitud y belleza paisajística del recorrido, a través de montañas, nevados, valles, selva, y construcciones arqueológicas, sino por su significado sagrado. Este camino, que salva desniveles desde 2.900 a 4.250 m.s.n.m., fue construido como un camino sagrado o iniciático para “los elegidos”, llamándose en quechua “Hatun Ñan” (en quechua “Camino de los superiores o elegidos”), y teniendo como meta el gran complejo sagrado de Machu Picchu. No concebido pues, como una senda de comunicación sino ritual, estaba jalonado por sendos santuarios Incas en lo alto de las montañas que separan los diferentes valles, donde los peregrinos realizaban rituales y ofrendas en honor a su dios Sol, Inti. De esta manera, sus paradas ofrecen al caminante lugares de descanso con unas vistas panorámicas inigualables, donde el hombre se siente en más directa comunicación con los Apus (Espíritus Sagrados de las montañas). El final del Camino es Machu Picchu, gran recompensa al esfuerzo físico, cuando el caminante lo contempla de repente, sólo una vez salvado el último Abra o collado, llegando al Inti Punku (en quechua “Puerta del Sol”), auténtica entrada inca al complejo arqueológico sagrado, dedicado al plano superior del mundo o Hanan Pacha y al dios Sol, Inti.