Viajar a Nueva Zelanda es lo más parecido a descubrir tierra virgen ya que el relieve de estas islas situadas en nuestras antípodas aún no ha acabado de formarse. Hace dos millones de años, las placas tectónicas del Pacífico y de Indo-Australia chocaron, proyectando hacia el cielo la ca - dena montañosa de los Alpes Neozelandeses. Esa cresta dispone un total de 27 picos de más de 3.000 metros de altura a lo largo de 500 kilómetros de longitud, y cada año crecen un poquito más.Un viaje a lo largo de la geografía de las dos principales islas que nos llevará a sitios tan únicos como a las fuentes termales y géiseres de Rotorua, el novísimo y más grande lago del país: Taupo, que es en realidad el cono de un volcán extinguido a orillas del Tongariro, seguramente conocido por su papel estelar de Mordor o las casas de la Comarca Hobbit en el Norte. Cruzaremos en ferry a la isla sur para dejarnos sorprender por sus nieves eternas, increíbles escenarios, asombrosos glaciares como el Franz Joseph y Fox y lo que bien puede ser la octava maravilla del mundo: Milord Sound. Los maoríes tienen una conexión especial con la tierra y una gran conciencia de sostenibilidad como lo demuestra la Promesa Tiaki, que literalmente significa cuidar a las personas y al lugar,  un conjunto de principios que muestran al visitante cómo contribuir a preserva y proteger esta tierra, viajando de manera segura, responsable y sostenible. 

En noviembre Expedición Viajar te lleva al Mundo Perdido".