Birmania se encuentra en el umbral de los cambios... La líder opositora de la Liga para la Democracia Daw Aung San Suu Kyi, fue liberada después de veinte años de arresto domiciliario y fue elegida diputada del nuevo parlamento de la república en la capital del país Naypyidaw. En 2012 ella pudo por fin salir del país a Occidente para recoger el Premio Nobel de la Paz obtenido en el año 1991, sin tener miedo de no poder volver a su país. Durante este viaje nosotros veremos los tímidos indicios de los cambios políticos y de la ligera apertura hacia la democracia en este país que vivió bajo la dictadura militar durante varias décadas. La gente de Birmania llama a su país con el nombre de Myanmar, que quiere decir en su idioma “fuerte y veloz” y representa a todos los pueblos que forman su parte, y no solamente a los birmanos; ellos se oponen obstinadamente a llamarlo Birmania, como lo conocemos nosotros, porque los ingleses lo bautizaron así al colonizarlo, y porque es tan fuerte el deseo de este pueblo de borrar de su historia para siempre el oscuro pasado de la época colonial británica. Por esta razón, también la antigua Rangún se llama ahora Yangón. Viajar a Myanmar hoy es como, además de viajar en el espacio, viajar en el tiempo. Como alguien escribió una vez: “Al llegar a Birmania desde Bangkok, hay que retrasar media hora las agujas del reloj y medio siglo la historia”; hasta tal punto este país ha conseguido ocultarse en el pliegue del tiempo quedándose en otra época. En cualquier rincón del país se respira el profundo aire sagrado de la filosofía budista en su rama ortodoxa o theravada, y se perciben los conceptos de la vida y de nuestra existencia en este mundo, completamente diferentes de los que tenemos nosotros en Occidente. Nos deslumbrarán las Pagodas Shwedagon Paya y Sulé en Yangón, que fueron el centro de la revuelta de los monjes budistas de hace unos años, conocida en Occidente, como “la revolución de color azafrán”, y la estatua del Buda reclinado Shwethalyaung en Bagó y nos impresionará la devoción de los fieles del Templo de Mahamuní Paya en Mandalay. Conoceremos la vida rígida de los monjes budistas en los monasterios del país, la belleza de los pueblos situados alrededor del Lago Inle con sus jardines flotantes, y las costumbres y el modo de vida de diferentes minorías étnicas que viven en los pueblos alrededor de Kalaw, donde tendremos oportunidad de realizar el trekking para llegar a los poblados y monasterios budistas más lejanos y apartados. Nos sorprenderán las cuevas de Pindaya, llenas de miles de imágenes de Buda, y nos quedaremos completamente enamorados de la belleza eterna de los templos de Bagán; con su espléndido Templo de Ananda con cuatro enormes estatuas del Buda severo y sonriente al mismo tiempo, probablemente el mejor Templo budista del mundo...