Los habitantes de la ciudad de Rio de Janeiro la llaman la “Cidade maravillosa”. Rio se encuentra en la Bahía de Guanabara y presenta una morfología montañosa con un mar intensamente azul, donde los rascacielos, edificios coloniales y callejuelas se amoldan de manera perfecta. Aunque la ciudad es un reflejo de las desigualdades sociales del país, Rio de Janeiro tiene un gran estilo y un renombre internacional con el Cristo Corcovado, el Pao de Açucar, las playas de Ipanema y Copacabana, los Carnavales y los habitantes de la ciudad, los cariocas. El estado de Amazonas, remoto y, desde luego, todavía no explorado en su totalidad, alberga más selva húmeda e indígena que cualquier otro lugar en Brasil. Con pocas excepciones, la selva está relativamente intacta y las oportunidades de vivir una experiencia fascinante observando fauna y flora son abundantes. Las posibilidades son muchas pero lo más adecuado es una excursión de 3 noches y 4 días donde se incluyen caminatas, observación nocturna de caimanes, pesca de pirañas, vista de comunidades caboclas y recorridos en canoa por los igarapés y los igapós, una sensación única. Salvador de Bahía, La mezcla portuguesa, negra e indígena que encontramos en Salvador se traduce en una cultura única donde el viajero experimenta el sincretismo cultural en la gastronomía, las fiestas, las religiones y la manera de ser del pueblo de Salvador. Además, la historia dejó un legado inestimable de construcciones de los siglos XVII y XVIII en su centro histórico, el Pelourinho, declarado Patrimonio Cultural Mundial por la UNESCO. Esta zona llena de vida, permite al viajero perderse en sus callejuelas adoquinadas paseando entre edificios coloniales mientras siente la fuerza cultural de la ciudad.