El frenético ajetreo o la rutina adormecedora del mundo moderno nos tientan a cerrar los ojos y soñar con un lugar donde recobrar la paz y la vitalidad.
¿Pero por qué limitarse a soñar, si tenemos Seychelles a sólo unas horas de vuelo? La Naturaleza ha bendecido a estas islas de ensueño con una primavera eterna, límpidos horizontes del aire más puro, playas inacabables de fina blanca arena… Como perlas de coral y esmeralda que brotan en el azul sublime del Océano Índico, cada una de las nuestras islas es diferente, pero todas ellas son románticas hasta el extremo: la respuesta perfecta a su anhelo de paz y belleza inmaculadas.
Las islas Seychelles son las únicas islas graníticas del mundo situadas en pleno océano, entre 4 y 10 grados de latitud sur y a 1.000 millas de la costa oriental africana. Junto con un grupo de islas coralinas hermanas, forman el archipiélago de las Seychelles: 115 soberbias islas de sobrecogedora belleza dispersas en 1.5 millones de kilómetros cuadrados en pleno Océano Índico. Como una nueva Arca de Noé, albergan variadas y fascinantes formas de vida, que hoy constituyen el orgullo y el tesoro más preciado de sus habitantes.
Alejadas durante siglos de las rutas comerciales, las islas Seychelles permanecieron deshabitadas hasta finales del siglo XVIII, cuando se establecieron en ellas colonos francesas. En 1814, cuando su población había crecido ya hasta los 3.500 habitantes, fueron cedidas a Gran Bretaña para continuar siendo colonia británica hasta obtener las Independencia en 1976.
La población de Seychelles está formada por una abigarrada y armoniosa combinación étnica que constituye una nación criolla cuya lengua es el kreol, pero donde el inglés y el francés son también idiomas oficiales. Actualmente, el sistema político es una democracia representativa donde el Presidente es al tiempo Jefe del Estado y del Gobierno.