El Tibet, denominado "El Techo del Mundo" es una importante región histórica de Asia, políticamente incluida en China. Sus peculiaridades derivan de su particular situación geográfica y de una población muy diferente al del resto de China.
“Entre risco y risco resuenan las palabras de Nyima Tsering: “Solo la armonía entre el cielo, la tierra y el hombre puede salvar el planeta. El paraíso no está en el cielo, como dicen los cristianos, sino en la tierra, y depende del desarrollo espiritual del hombre y de su esfuerzo por cuidar el medio ambiente”. “Por ello”, añade este monje del Jokhang, el templo más sagrado del lamaísmo, “el siglo XXI será el siglo del esplendor del budismo”.
En el Tibet la religión está profundamente ligada a la cultura y a la vida cotidiana. El lamaísmo, una de las seis escuelas del budismo, tiene un mayor número de seguidores, pero aquí, a diferencia de Occidente, las religiones no son rígidas, sus credos se entremezclan, se alimentan unos de otros y conviven pacíficamente. No hay una casa, un puente o una montaña en los que no ondeen los cinco colores que simbolizan la unión entre el espíritu y el hombre: el rojo representa al sol y al fuego; el verde al agua, el amarillo a la tierra, el banco a la nieve y el azul al cielo. Son como pequeños banderines unidos a lo largo de una cuerda o un palo que ventean hacia el cielo las esperanzas de una vida mejor.”